02 marzo 2010

Decálogo



Robert Forster, ex-miembro del mítico grupo The Go-Betweens, ha publicado el libro The 10 rules of rock and roll, antología de los textos que escribió como critico musical en la revista. El periodista musical de El País, Diego A. Manrique ha resumido estos puntos que paso a analizar:

- Nunca sigas a un artista que describe su trabajo como "oscuro". Entiendo: demasiados grupos atormentados con solemnes pretensiones de profundidad. Si realmente fueras oscuro, no necesitarías ponerte esa medalla.

(Cuidado con los depresivos. Yo ya tengo problemas, ¿por qué me van a interesar los tuyos?)
- La penúltima canción es la más floja. Conviene especificar que Foster se refiere a discos, discos de larga duración. Y sabe de lo que habla: la última canción obligatoriamente debe ser poderosa; la penúltima suele ser la que no deja a nadie satisfecho, pero costó tanto grabar que hay que buscarle un lugar discreto.

(Una realidad como un templo. Esa canción que nunca volveras a poner y que pasaras rápido para ir al final del disco)

- Los miembros de las grandes bandas se parecen. Tal vez se trate de un espejismo. Para Robert, se hace más evidente según envejecen: 30, 40 años de convivencia lo explicarían.

(Básicamente porque todos han tomado las mismas sustancias y demás bebidas o no bebidas)

- Ser una estrella del rock es un trabajo de 24 horas al día. La profesión se convierte en personalidad. Uno no desconecta: ha ingresado en una élite que imprime carácter. Para lo bueno, para lo malo.

(Y hay que ser un maldito divo hasta para ir a comprar el pan, aunque el panadero no tenga ni pajolera idea de quien eres)
- El grupo con más tatuajes tiene las peores canciones. Una maldad de Foster: alguien que se ocupa tanto de su imagen no tiene mucha seguridad respecto a sus dotes musicales.

(Por supuesto Robert. El tiempo que se dedican a hacerse tatuajes podrían componer alguna canción. No pueden porque no tienen talento y se dedican a hacer el chorra tauandose dragones y esas cosas)

- Nada interesante ocurre en un escenario tras los primeros 20 minutos.

(Para mí al revés. Si no ha sucedido nada en 20 minutos no esperes milagros)

- El guitarrista que cambia de instrumento cada tres canciones está presumiendo de su colección de guitarras. Siempre lo sospeché: en el alboroto de un directo, se pierden las características únicas de tal o cual guitarra vintage.
(Como los que cambian de ropa cada cinco minutos. Si estamos tocando fatal habrá que perder el tiempo en algo. Cambiemos camisetas o guitarras para ver que si no hay talento tenemos vestuario)

- Todos los grandes artistas se esconden detrás de su manager. Evidente: la estrella no desea mostrarse antipática, codiciosa, exigente; eso va en el porcentaje de su representante.
(En muchos casos a los artistas les mola figurar como antipáticos o codiciosos. El buen rollo no vende)
- En los grandes grupos no caben integrantes haciendo discos en solitario. Muy discutible pero entiendo el romanticismo de Foster: el grupo como compromiso total, una suma de esfuerzos sin margen para caprichos personales o exhibiciones de ego.

(La nueva aventura de fulanito en solitario. Esa frase siempre da miedo cuando se refiere a tu grupo favorito)

- La banda de tres piezas es la forma de expresión más pura del rock. El formato de trío obliga a un ejercicio atlético del rock, enormemente liberador: El bueno, el feo y el malo contra el resto del mundo. Además, contiene la prueba de fuego: un power trio sólo puede ser paladeado por los que distinguen entre rock y pop.
(Los trios siempre han molado más que los duetos porque así el líder destaca más)

. El decálogo de Foster (Diego A. Manrique, El País)

No hay comentarios: