04 octubre 2009

Series de cine: The Wire. La vida es dura, chaval



Cuando se realizan las típicas listas sobre las mejores series de la historia de la televisión aparecen nombres comunes como Los Soprano, Seinfeld o El Ala Oeste de la Casablanca. Y siempre en esas listas aparece una sombra, un titulo que muchos reclaman como “la mejor serie de la historia” pero que, en un principio, carece del glamour o la popularidad de otras. The Wire es sin duda la serie de culto por excelencia, marginada en los premios, ( sin una acogida masiva del público pero elevada a los altares, con justicia, por unos seguidores que sabían que con cada capítulo estaban viendo algo bueno, inteligente y profundo.

The Wire miente y engaña como lo suelen hacer sus personajes. En realidad toda ella es una serie sobre la mentira. Observando los primeros capítulos parece que estamos ante una serie policíaca sobria y efectiva que refleja la lucha contra la droga de los policías de Baltimore. Mentira a medias. The Wire es una serie social (¡2 nominaciones a los Emmy en cinco temporadas!)seguro que la cuarta temporada la hubiera gustado firmar Ken Loach) sobre el funcionamiento de una ciudad desde todos los puntos de vista posible. Es lógico que The Wire sea fruto de la mente de un periodista (David Simon), ya que sólo uno podía indagar sobre la situación de una comunidad. Y los resultados son escalofriantes. No importa el comportamiento de policías, camellos, periodistas, políticos...si una sociedad no funciona la culpa la tienen los estamentos de poder y su absurda burocracia implícita.



Si se metiera a The Wire en el genero policiaco seria uno completamente distinto. A David Simon le importan tanto los buenos como los malos. Los policías son seguidos con lupa como lo son los traficantes o camellos. No hay demagogia ni tópicos , un policía y un camello sufren y trabajan igual sólo que con un diferente código ético. Y los dos chocan con las injustas y absurdas decisiones de sus jefes que consiguen hacer que las ciudades tengan un funcionamiento lento, absurdo e injusto. Y Simon no se centra sólo en estos dos sectores. La educación (alumnos y profesores), los trabajadores, los periodistas, los políticos...son examinados con lupa y todos tienen el mismo final, el sinsentido de la burocracia y el poder crean una sociedad que atenta contra el sentido común. Los ciudadanos son la victima del poder.

Para lograr una radiografía tan exacta Simon teje un fascinante laberinto de personajes que cruzan sus vidas durante cinco temporadas. Omar Little, Stringer Bell (uno de los grandes villanos de la historia de las series), Jimmy McNulty, Chris Partlow, Cedric Daniels, Tommy Carcetti (para saber cómo es la política de verdad sólo hay que seguir a este gran personaje), Lester Freamon, Bunk Moreland... Imposible quedarse sólo con un personaje, cada uno de su padre y de su madre, juntos forman una ciudad condenada como es Baltimore. Porque The Wire hace algo tan difícil como mostrar la vida. Y no le importa que un supuesto protagonista no aparezca apenas toda una temporada o matar a un personaje carismático en mitad de otra. Porque así es la vida y The Wire la muestra tal y como es con un estilo sobrio y contundente. Y todos esos lugares que aparecen en la serie nos suenan. Porque Baltimore podría ser Alicante, Madrid, Nueva York, La Habana o Buenos Aires. The Wire son todas las ciudades en una. No sé si The Wire es mejor que Seinfeld o Los Soprano y no me importa. Quienes hayamos visto The Wire sabemos que somos afortunados. Porque disfrutarla y sufrirla es una de las mejores experiencias que se pueden tener viendo una pantalla de televisión. Una experiencia necesaria si quieres saber cómo funciona el mundo.

. Periodistas, maleantes y Baltimore
(Javier Del Pino, El País)



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