¿Dónde estás Segurola?

El periodismo deportivo estuvo este año de enhorabuena. El prestigioso periodista Santiago Segurola fichaba por el periódico Marca. Su puesto era de adjunto al director. Junto con el aterrizaban dos clásicos: Julio Cesar Iglesias y Juan Manuel Gozalo. Este último te puede gustar o no pero es innegable su experiencia. Además Marca renovó su imagen hace poco cambiando en parte su diseño.

Marca es un buen periódico deportivo pero en los últimos tiempos tenía cierta tendencia a caer en lo casposo y facilon. La incorporación de Segurola prometía un periodismo deportivo riguroso, cuidado y con tendencia a lo polideportivo. Cual fue mi sorpresa cuando visite la web de Marca.

En esta página se anunciaba a bombo y platillo un nuevo fichaje. Nada más y nada menos que Pipi Estrada. Un periodista mediocre que se había dedicado a vender su vida (y lo que es peor la de las demás) era el fichaje estrella. Eso no es todo. Roberto Palomar sigue escribiendo una página entera todos los lunes en donde vierte insultos (que él confunde con fina ironía) contra mujeres, homosexuales, catalanes... Vamos que el cambio no existe. Las cualidades siguen existiendo (atención a otros deportes, buen diseño...) pero no se han erradicado sus defectos.

Santiago Segurola no ha sido sólo fichado para que escriba las crónicas del Madrid y una página semanal. Desde mi humilde (y escaso) conocimiento creo que a alguien que es adjunto a la dirección , que es contratado por su prestigio y para que la publicación de un salto de calidad hay que exigirle que se moje.

Quizá el problema es que no tiene un poder grande de decidir que se publica. Entonces hay que pedirle coherencia. Tengo un sonido grabado en mi mente. Retransmisión de la final del Mundial de Alemania entre Francia e Italia por el Carrusel Deportivo de la SER. Victoria de los transalpinos en penaltis. Segurola entra muy enfadado en el programa criticando, no sólo el juego de Italia sino todo el fútbol mundial. Promete no escribir más sobre fútbol mientras esto no cambie. Más adelante ficha como director del prestigioso suplemento literario de El País, Babelia. Ahora años después, y para fortuna de todos, vuelve al periodismo deportivo. Por supuesto leerle es un lujo. El problema es que él debería darse cuenta que tiene un puesto de responsabilidad en un medio donde, a veces, se roza el cutrerio o lo vulgar (los ya mencionados Estrada o Palomar).

Si hace tiempo alzó la voz contra el fútbol racano ahora debería hacer lo mismo contra cierto tipo de periodismo. Su talento y su cargo lo demandan.