02 julio 2009

Series de cine: Seinfeld. El reverso oscuro y genial de la sitcom



Es curioso que las que quizá sean mis dos series favoritas, en comedia (Seinfeld) y drama (Los Soprano), sus primeros capítulos me “aburrieran”. Con el tiempo supe que fue porque eran una ruptura tal con lo que yo había visto anteriormente en ficción televisiva que lo que sentí no era aburrimiento sino desconcierto. Y en eso Seinfeld hizo algo muy grande. Es una sitcom como son las sitcom. Media hora, personajes reconocibles, risas enlatadas, tramas sobre las relaciones amistosas / sentimentales / sexuales…vamos parecía que no traía nada nuevo al mundo. Y en realidad era todo lo contrario, ya que Seinfeld bajo su apariencia de “no romper un plato” supone una de las experiencias televisivas más inteligentes, complejas, divertidas y con mala uva que se ha podido ver en la pequeña pantalla.

Se ha jugado mucho con el mito de que Seinfeld es una serie sobre nada. Aunque a veces creo que Jerry Seinfeld exageró algo es cierto que su creación tiene un punto de nihilismo brutal. Empezando por haber hecho que sus protagonistas carecieran en muchas ocasiones de alma. Jerry Seinfeld, Elaine Benes, Cosmo Kramer y George Costanza no son el típico grupo de amigos, en realidad ni siquiera lo son. Son egoístas, cabrones y sólo piensan en si mismos. Para ellos el resto de personas son simple elementos que pasan por sus vidas y ellos se juntan porque saben que nadie más les aguantaría. Simplemente por simple supervivencia. En Seinfeld vemos un reflejo del urbanita neoyorquino de clase media. Primero yo y luego los demás. Sólo hay que recordar los capítulos dedicados a la muerte de la prometida de George de un humor negro bestial. En realidad Seinfeld es el reverso oscuro (y mejorado) del buenrollismo de Friends. Egoísmo y surrealismo neoyorquino en media hora de un humor, a veces, casi perfecto. Además cada personaje era como una especie de homenaje a un tipo de humor distinto, Jerry y Elaine, reflejaban el humor más pijo e inteligente, Kramer, el humor físico y George el humor del patetismo humano. No en vano el George Costanza de Seinfeld (histórica interpretación de Jason Alexander) es el personaje que junto a Homer Simpson mejor refleja al ser humano común




Las series suelen ser como una montaña rusa. Empiezan bien, por la mitad alcanzan su punto culminante y acaban con altibajos. Otra de las grandes virtudes de Seinfeld es que se aleja de la montaña rusa y se queda sólo en montaña. Empieza bien y va mejorando temporada a temporada alcanzando un punto culminante al final. Conforme avanzaba la serie mejoraba con guiones e historias cada vez más redondas, nunca mejor dicho. Los capítulos empezaban con alguna trama para después de vueltas y vueltas acabar donde empezó con alguna vuelta de tuerca sorprendente. Sus guiones eran pura pieza de orfebrería, unas joyas para que estuvieran en alguna biblioteca nacional. No es de extrañar que a Jerry Seinfeld le ofrecieran todo el oro del mundo (y más) por continuar su serie. Seinfeld en una muestra de honradez e inteligencia supo decir que no. Porque la serie había llegado a algunos niveles de perfección (no hay mejor manera de acabar una serie que cómo finalizaba Seinfeld) que sería una osadía intentar superarlos. Jerry Seinfeld sabia en su interior que quizá hubiera creado la mejor sitcom de la historia. Y cuando haces algo tan grande es mejor no tocarle ni un pelo por mucho dinero que puedas llegar a tener en tu cuenta corriente.

No hay comentarios: