18 septiembre 2009

Series de cine: Matrimonio con hijos. El fin del sueño americano



Hay títulos que bajo su aparente sencillez esconden toda una declaración de intenciones. Matrimonio con hijos es precisamente lo que anuncia, una serie sobre un matrimonio con dos hijos. Aparentemente sencillo. La cuestión es, ¿desde cuando un matrimonio con hijos es algo sencillo? Estados Unidos es experta en crear series sobre estamentos familiares y rodearlo de tramas bastante simples y problemas absurdos. Enseñar a Estados Unidos como el hogar de las buenas y felices familias, un estamento seguro donde nunca te puede pasar nada. Obviamente la realidad brillaba por su ausencia.

Matrimonio con hijos fue vital para que la ficción televisiva se desarrollará y logrará ser un espacio para la valentía creativa. La serie creada por Michael G. Moye y Ron Leavitt mostraba el estamento familiar como el infierno, una tumba en vida para el padre de familia (Ed O'Neill) que bajo su diaria mediocridad lidiaba con una mujer vaga e inútil (Katey Sagal) y dos hijos idiotas (David Faustino y Christina Applegate ) La felicidad no estaba de puertas para adentro y todo lo que vendían los anuncios USA se antojaba como falso. Lo mejor de todo es que la serie tenia un tono completamente falso y paródico. Bajo su manto de comedia surrealista los norteamericanos se reían de si mismos. De su realidad y de lo que no se atreven a reconocer, la familia como instrumento opresor y cárcel eterna. Matrimonio con hijos ejerció un trabajo social vital porque antes que Barbara Bush dijera que “los Simpsons eran la cosa más idiota que había visto nunca en televisión” ya existían los Bundy.



Matrimonio con hijos sobrevivió muchísimos capítulos a pesar de la ausencia de premios y no tener un éxito masivo de audiencia. Los Bundy se convirtieron en una especie de héroes (sólo hay que ver las ovaciones que tenían todos los personajes cuando aparecían en escena) que hicieron el trabajo sucio que nadie quería hacer. Mostrar otro lado de la sociedad norteamericana, una parte sucia, oscura, desagradable...y muy divertida. La serie fue espejo para otros productos, desde obras legendarias de animación (Los Simpson) o brillantes remakes inconfesos (Infelices para siempre) y logró mover algo los cimientos de la buena (e hipócrita) moral norteamericana. El gobierno estadounidense debería plantearse darle una medalla a quienes pusieron en marcha Matrimonio con hijos. Gracias a ellos la sociedad norteamericana pudo verse a si mismos y reírse con ello.


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