03 septiembre 2009

Interpretaciones de cine: Samantha Morton (Acordes y desacuerdos). Woody Allen sin palabras



Acordes y desacuerdos, es una maravilla infravalorada de Woody Allen. Es más, es la última gran película antes de rodar Granujas de medio pelo y comenzar una época extraña en su filmografía. Acordes y desacuerdos, tenia grandes nombres o géneros: Woody Allen, Sean Penn, la sombra de Django Reinhartd, jazz... pero entre todo ese maremagnum de grandes nombres destacaba una pequeña actriz que sin pinta de comerse al mundo lograba con su interpretación hacer de Acordes y desacuerdos una película especial. Y todo sin decir ni una palabra. A la Hattie que crea Samantha Morton no le hace falta decir si está sufriendo o riendo, sus ojos, su cara y sus gestos lo dicen todo.

Samantha Morton crea un personaje que parece salido de un corto de El gordo y el flaco, o una comedia de los años 30. Frágil, flaca, ágil, muda...y sufridora. Se enamora del héroe de la película, el impresentable, egoísta y genial Emett Ray que borda Sean Penn. Aguanta putaditas y humillaciones del genio siempre con una mezcla de estoicismo y estilo. La actuación de Morton es un maravilloso anacronismo en si mismo. Una interpretación propia de una película de cine mudo en blanco y negro en un film que se rodaba a finales del siglo XX. Si en las películas allenianas los actores buscan el dialogo para lucirse, Samantha Morton utiliza el cuerpo para reflejar sus sentimientos, sus dudas y su dolor. Allen crea un personaje adorable y distinto, y Morton (nunca mejor dicho) le da forma .Una actuación tan agridulce como perfecta.



Como le sucede a Emmet Ray, los espectadores, la Academia de Hollywood (nominada a la mejor actriz de reparto), Allen... todos nos rendimos a Hattie. Y al final ella nos demuestra que es la que domina la situación y sale ganadora. Si deja a Emmet. con dos palmos de narices al resto nos deja con tres. Porque ella, es la gran ganadora de Acordes y desacuerdos. Un papel escrito a medida de una actriz impresionante que se luce. Si Charles Chaplin hubiera coincido con ella le habría hecho un contrato en exclusiva. Aunque no sabemos cuanto pagaría porque las expresiones de su cara en Acordes y desacuerdos no tienen precio.

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